Fundación Finanzas Éticas, Fondazione Finanza Etica y FEBEA han presentado el 8.º Informe sobre Finanzas Éticas en Europa, Capital para el bien común: Bancos éticos y economía social para el futuro de Europa, que analiza el comportamiento de los bancos éticos europeos en dos planos, su solidez financiera y su impacto social y ambiental, a la vez que sitúa estos resultados en el contexto de la economía social.
El informe se presentó el pasado 1 de diciembre en Bruselas, en un acto organizado por el Intergrupo de Economía Social del Parlamento Europeo, que reunió a responsables políticos, personas expertas del sector financiero y representantes clave de la economía social europea. La presentación del informe en las propias salas del Parlamento Europeo subraya el creciente reconocimiento de las finanzas éticas como un modelo financiero viable y sólido, y refuerza su papel como aliado estratégico de la Unión Europea.
El Informe analiza tres perspectivas que otorgan una visión de conjunto. La primera analiza la solidez, la calidad del crédito y el impacto social de los bancos éticos europeos; la segunda compara estos resultados con los del sistema bancario tradicional, y la tercera se centra en la economía social, principal interlocutora y destino preferente de las finanzas éticas.
El análisis financiero del informe muestra que la banca ética opera con niveles de seguridad similares a los de las grandes entidades bancarias europeas usando el modelo CAMEL, una herramienta que evalúa la solidez de un banco a partir de cinco dimensiones: capital disponible, calidad del crédito, gestión, beneficios y liquidez. En términos de capital, los bancos éticos se sitúan prácticamente al mismo nivel que los grandes bancos europeos, con un ratio de capital Tier 1 que alcanza el 17,86 %, prácticamente idéntico al de los bancos significativos supervisados por el Banco Central Europeo, que es del 17,25 %.
Esto es significativo en un sector cuyo modelo se basa en conceder préstamos a cooperativas, microempresas y organizaciones sociales, actividades que la banca tradicional considera más arriesgadas. El informe explica esta solidez a partir de una evaluación del riesgo basada en el conocimiento directo de los proyectos y en relaciones de confianza a largo plazo.
En calidad del crédito, las finanzas éticas presentan también mejores resultados, ya que su tasa de morosidad es del 1,61 %, por debajo del 1,89 % de la banca tradicional, algo que se explica gracias a la proximidad con las entidades financiadas, que permite anticipar dificultades y reducir la morosidad.
En cuanto a la gestión, los bancos éticos asumen costes más elevados vinculados a su compromiso con el impacto social y ambiental, sin embargo, esto no penaliza su desempeño. De hecho, el informe señala que generan más beneficio por cada euro gestionado que la gran banca (el ROA – rentabilidad sobre activos – de la banca ética obtiene un 0,75 %, por encima del 0,64 % de la banca tradicional), un indicador de eficiencia relevante en entidades que renuncian deliberadamente a actividades más especulativas.
Por último, su posición de liquidez es prudente, financian los préstamos principalmente con depósitos de la clientela, reduciendo la dependencia de mercados volátiles.
Economía social: el territorio natural del crédito ético
El informe dedica un apartado especial a la Economía Social en Europa. La banca ética destina a este ámbito más del 70% de su cartera crediticia, frente al 19% de la banca tradicional. La afinidad no es coyuntural: ambos comparten un modelo de creación de valor basado en la cohesión social, la democracia económica y la sostenibilidad.
No obstante, el informe advierte que esta arquitectura -finanzas éticas, economía social, objetivos climáticos y sociales- está hoy amenazada. La publicación del plan ReArm Europe, que habilita hasta 800.000 millones de euros para rearmamento mediante deuda fuera de los límites del Pacto de Estabilidad, revela una reorientación profunda de las prioridades europeas. El documento alerta de que esta dinámica puede reducir el espacio financiero destinado a políticas climáticas, sociales y territoriales, pilares de actuación de las finanzas éticas.
Reforzar la narrativa
En las conclusiones, Pedro M. Sasia afirma: «El modelo de las finanzas éticas es posible y ya está funcionando». Pero añade un mensaje crucial: en un contexto europeo que vincula sostenibilidad con seguridad militar, las finanzas éticas tienen la responsabilidad de redefinir qué significa seguridad.
El informe defiende que la seguridad que necesitan las sociedades europeas -y que financian las entidades éticas- es seguridad humana: energía limpia, vivienda asequible, empleo digno, redes comunitarias, resiliencia territorial. «Es esta infraestructura social, y no la militarización, la que garantiza estabilidad democrática y transición ecológica».
Con todo ello, para Peru Sasia el reto para las finanzas éticas no es solo financiero: es narrativo. Reforzar la narrativa implica afirmar, con datos y con práctica, que la paz, la cohesión social y la sostenibilidad forman una misma agenda, y que las finanzas éticas demuestran cada día que es posible movilizar capital al servicio del bien común.





